Entre teiboleras, humo desprendido e ignorado, el musicon del colmado de la esquina... la misma zona... mi vieja zona.
La realidad se ha visto añejada en colores sepias, inmunes e inodoros.
Caballeros sin caballos jugando en el esquina, la chercha, el baile matutino y el calor envolviendole el brazo al limpiabotas.
Tengo ganas de llorar, no se los motivos.
El colmadero me mira de reojo, me analiza y me ignora. La señora sale con la escoba y espanta al perro del frente, pobre canino insolvente.
Miro hacia el cielo, y sigue ahi, tan azul e infinito como otros dias cualquiera, y entre versos de bolero y acordes de bachata. Me desespero, como chiquillo hambriento, me desespero...
Ya el color sepia está añejo por completo, marcerado e inconcluso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario